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viernes, 15 de abril de 2016

2) ANTECEDENTES


La gran ruptura que simboliza la revolución francesa conduce al debilitamiento progresivo de la iglesia y de su reemplazo en la medida de los posible, por el estado. Los antiguos compañeros se han hecho enemigos. Hace mucho que se conoce el papel pacificador de la Iglesia en la Nueva España; mediadora en los conflictos que oponen al pueblo con el Estado, interviene también en las luchas de las clases y da al poder su legitimidad.


Ahora bien, la ofensiva secularizadora de los Borbones conduce a la disidencia a una parte del clero que tiene un papel decisivo con la ruptura con España y las guerras de independencia.


Los conflictos que en el siglo XlX enfrentan a la iglesia y los Estados son una herencia de las guerras de independencia. El nuevo estado se siente amenazado por los clérigos.



Los liberales quieren romper las cadenas del modo de producción anterior instaurando la libre circulación de los productos y de los hombres y de ahí la secularización de los bienes del clero y la abolición de las órdenes religiosas. Igualmente, intentaron quebrar “oscurantismo” y el “fanatismo” religiosos, instaurando la libre circulación de las ideas.
La relaciones entre la Iglesia y el Estado son forzosamente conflictivas, y la sumisión al poder poder civil, hasta entonces vivida tranquilamente como un lazo administrativo, se politiza durante las guerras civiles que enfrentaron a liberales y conservadores.


Artículos polémicos de la constitución de 1917.

La Constitución de 1917 había tocado el punto de fricción entre conservadores y liberales, era algo característico del siglo XIX, sobre la iglesia como una institución y sus atribuciones ; no sólo se confirmó la separación Iglesia/Estado, sino que llegó a negar la existencia jurídica de la Iglesia. Pero como lo expresa Blancarte (1993), “la existencia de una legislación restrictiva no era suficiente para imponer el silencio a una institución como la Iglesia Católica”, la promulgación de la constitución y la reglamentación de sus artículos causaron una gran reacción dentro del grupo eclesiástico, cuya expresión más palpable fue denominada Guerra Cristera, oficialmente comprendida en el periodo de 1926-1929.

Los artículos con mayor polémica fueron, Los relativos a las Iglesias, que niegan los derechos que antes habían gozado:

Artículo 130 sobre la personalidad jurídica: no reconoce la personalidad alguna a las agrupaciones religiosas denominadas Iglesias. Además “las publicaciones periódicas de carácter profesional no podrán comentar asuntos políticos nacionales [...]”.

Artículo 3° sobre la enseñanza: prohíbe a ministros de culto y las corporaciones religiosas establecer y dirigir escuelas primarias.

Respecto al matrimonio: es un contrato civil de exclusiva competencia del Estado (artículo 130); el culto público debe confinar al templo y se le concede a todo hombre libertad para ejercer los actos de culto siempre y cuando no se constituyan un delito penado por la ley (artículo 24°).

Sobre la libertad de cultos y de conciencia. La constitución de 1917 concede libertad de cultos pero con restricciones como:

Se ejercitarán en los templos o domicilios particulares.
Han de estar bajo la vigilancia de la autoridad.
La ley puede crear delitos de culto.
También ataca la libertad de conciencia al prohibir los votos religiosos (artículo 5°).

LA CONSTITUCIÓN DE 1917 VS. LOS TEÓCRATAS:

A Huerta lo derrotaron las fuerzas revolucionarias al mando de Álvaro Obregón y Venustiano Carranza, primer jefe del Ejército constitucionalista quien gobernó a partir de 1914, quien sería el Primer Presidente de México a partir de la promulgación de la nueva Constitución. El presidente estadounidense Wondrow Wilson no le extendió el reconocimiento a Carranza, sino hasta octubre de 1915. El Congreso Constituyente de Querétaro aprobó una nueva Constitución en 1917, en la cual tuvo mucha influencia del general Francisco Javier Múgica, delgado del estado de Michoacán.

La carta Magna contenía 130 artículos; de ésos, el 3, el 5, el 24, el 27 y el 130 restringen la actividad del clero. El artículo 130 le prohibía a los partidos políticos tener una afiliación religiosa. Quedan prohibidas las órdenes religiosas; el clero no podía poseer propiedades , ni enseñar, ni votar. Asimismo, se restringía el número de sacerdotes. Otros artículos otorgaban tierra a los campesinos desposeídos, nacionalizaban los derechos petroleros cedidos a los inversionistas extranjeros, consagran el principio de la igualdad entre trabajadores y patrones, y establecen un sistema moderno de educación pública. El 17 de abril de 1917 Carranza fue elegido presidente bajo la nueva Constitución, pero no aplicó los artículos mencionados, pues cada artículo de la Constitución requería que el Congreso aprobase una ley orgánica para instrumentarlos.

A fines de 1919 un grupo de católicos creó un nuevo partido político para intervenir en las elecciones venideras: El Partido Nacional Republicano. Sus dirigentes más prominentes estaban vinculados estrechamente con el antiguo Partido Católico y con el movimiento de Acción Católica de la época de Madero. El comité ejecutivo la encabezaba Rafael Cisneros y Villarreal (ex gobernante de Zacatecas).

René Capistrán Garza y Luis M. Flores. Cuando Carranza escogió  a Ignacio Bonillas como el candidato presidencial oficial, Álvaro Obregón, cuyo compromiso era la Constitución era la Constitución de 1917 y el desarrollo de México en tanto estado nacional soberano, encabezó el derrocamiento de Carranza, reemplazó a Bonilla como candidato oficial y, en septiembre de 1920, derrotó fácilmente al candidato católico Alfredo Robles Domínguez.

Como la elección de Obregón vino luego de una sublevación militar, los Estados Unidos no lo reconocieron al principio. El gobierno de Warren G. Harding tenía especial interés en lo establecido en la Constitución de México sobre la expropiación petrolera. Washington se mantuvo sin reconocer al nuevo gobierno hasta 1923, tres años después de Obregón llegar al poder.

Durante este período, Obregón no hizo nada por instrumentar los artículos de la Constitución que restringía la actividad política de la iglesia católica. Aunque la política de largo plazo de la iglesia consistía en exigir nada menos que el dominio clerical de toda la educación en México.

Obregón trato de resolver el problema de la tierra mediante el establecimiento de los ejidos (tierras comunales concebidas a los campesinos sin tierra). La Iglesia condenó estas reformas agrarias revolucionarias  porque no tomaban en consideración el “justo derecho de los terratenientes”, es decir,  de los hacendados.

En 1918 se formó la Confederación Revolucionaria  de Obreros Mexicanos  (CROM) para ayudar a los trabajadores urbanos. Los obispos mexicanos le prohibieron a los católicos unirse a esos sindicatos “socialista”.

Para los obispos bastaba que el Sílabo de errores había condenado el socialismos. Los reaccionarios, de la iglesia mexicana, al igual que los carlistas , procuraban reconstruir el mundo medieval que existía antes del Renacimiento Italiano. Con los gremios, esperaban restablecer el sistema de la Edad Media. Todas las organizaciones que se desarrollaron en el marco del movimiento de acción social se basaron en este concepto.

En 1920 los dirigentes de la acción social organizaron una Confederación de Asociaciones Católicas de México. Las juntas locales fueron designadas por obispos. En Jalisco, ocho sacerdotes dirigían la junta.




En 1921 se inició un movimiento para erigir un monumento a Cristo Rey en el cerro del Cubilete, cerca a la ciudad de León, Guanajuato. Para la iglesia esto significaba proclamar la ascendencia temporal de la religión católica en México. Es el mismo espíritu que llevó a los católicos a afirmar la primacía de la acción social sobre el programa del   gobierno.

Como puede verse de este caso, así como la política que siguió  Calles en cuanto llegó a la Presidencia, Obregón tenía más disposición a ser conciliatorio que Calles, tanto hacia los Estados Unidos en la cuestión petrolera, como hacia la Iglesia en la cuestión petrolera, como hacia la Iglesia en la cuestión religiosa. Calles les hacía el juego a los sinarquistas desde el Gobierno con un enfoque mucho más provocador.

El mismo Obregón comentó una vez “ El presente programa social del Gobierno que emana de la Revolución esencialmente cristiano, y complementa el programa básico de la iglesia católica”. Pero la iglesia mexicana siguió viendo a la Revolución como enemiga.

A principios de 1923 y principios de 1924, Obregón enfrentó y aplastó una rebelión armada encabezada por Adolfo Huerta, quien al igual que Calles, había sido su aliado en el derrocamiento de Carranza.

En octubre de 1924, se realizó un congreso eucarístico en la capital mexicana, en el que los obispos consagraron la ciudad al Sagrado Corazón de Jesús. Pero debido a la amenaza de medidas legales del Gobierno, el congreso  terminó sin la anunciada peregrinación a la basílica de Guadalupe. A fines del mismo año, Obregón le entregó el mando del Gobierno a Calles. En otoños de 1925, el gobierno de Calles presentó ante el congreso su plan para poner vigencia a los controvertidos artículos 3, 27, 123 y 130 de la constitución. Sin embargo, sólo se instrumentó la parte del artículo 27 relacionado con la propiedades petroleras.




        A. MARCO POLÍTICO INTERNO

La crisis en todos campos, incluyendo la crisis económica, tiene sus consecuencias sociopolíticas. Sin la crisis no se entiende la violencia del enfrentamiento. En 1925-1926 se reúnen los problemas planteados por la preparación de la reelección de Obregón, el antagonismo entre la CROM (Confederación Regional Obrera Mexicana) y las otras organizaciones obreras (rojas como católicas). Desde 1925 el gobierno mexicano pelea durante con las compañías petroleras norteamericanas a las cuales quiere imponer una verdadera toma de control nacionalista.

        B. LA PRIMERA REVUELTA CRISTERA.

La primera revuelta cristera se registró en 1875 la cual fue caracterizada por no ser violenta o no matar a sangre fría, fue sofocada por Porfirio Díaz permitiendo el surgimiento de nuevas diócesis y la adquisición clerical de nuevas propiedades, pero la paz entre el gobierno y la Iglesia no duró mucho.







        C. EL CERRO DEL CUBILETE.
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En 1923 se registró un roce importante en los grupos religiosos y liberales, Monseñor Ernesto Philippi arzobispo de Bulgaria había puesto la primera piedra del monumento a Cristo Rey ubicado en el cerro de Cubilete, municipio de Silao, Guanajuato. El propio delegado apostólico ofreció l indulgencia plenaria a los asistentes a la inauguración del monumento: “Basta con que estéis presente en este histórico momento, aquí, en el cerro del Cubilete, y recibáis mi bendición, hijos míos, para que seiás exonerados, gracias a la infinita misericordia de Dios, de cualquier pecado cometido en este valle de lágrimas. El señor se apiade de todos nosotro“. El obispo de San Luis Potosí, Miguel Maria de la Mora, fungió como el orador principal en la proclamación de cristo como rey de México. El acto fue considerado como una violación del artículo 24 de la Constitución que prohíbe el culto externo. Por lo anterior, se le concede al delegado del Vaticano un plazo de tres días para abandonar el país




              D. GOBIERNO DE PLUTARCO ELÍAS CALLES.

plutarcoelias.jpgCuando el general Plutarco Elías Calles asumió la presidencia, después de la rebelión delahuertista, la cuestión religiosa no estaba a la orden del dia.

En 1924, Plutarco Elías Calles, siendo presidente, complicó más las relaciones entre el gobierno y los católicos, pues pensaba que un católico no podía ser un buen ciudadano, ya que tu primera lealtad era con Roma. Calles proponía un nacionalismo nuevo, en el cual los ciudadanos no deberían lealtad a nadie más que al propio Estado.

En 21 de febrero de 1925, Calles intentó crear una iglesia nacional con el apoyo de la Iglesia Católica Apostólica Mexicana (ICAM) encabezada por el sacerdote regenerado, Joaquín Pérez. Lo cual significó una división dentro del catolicismo, pues la ICAM aparte de ser una Iglesia Nacional separada de la Iglesia Catolica Apostolica Romana proponía seguir la misma doctrina católica, pero sin relación alguna con el Papa, quedando como líder el mismo Pérez en calidad de patriarca.

La iglesia nacional se apoderó del templo de nuestra señora de la Soledad, ubicado a unas cuadras del mercado de la Merced en la ciudad de México, pero fallaron el intento, pues la parroquia fue recuperada el día 23 por el pueblo, hecho que ocasionó que un gran número de católicos se movilizaran para defender las iglesias.

El 4 de febrero de 1926, el periodista Ignacio Monroy, de el periódico El universal, publicó las declaraciones hechas por el arzobispo de México, José Mora y del Río, en rechazo al anticlericalismo de la Constitución, donde se establece que la iglesia pondría resistencia a cualquier intento de aplicar las leyes anticlericales y  ante esto Calles tomó la publicación como una ofensa  y un reto al gobierno, asi que ordenó al congreso reglamentar el artículo 130.

            E. LA LIGA NACIONAL DE LA DEFENSA DE LA LIBERTAD RELIGIOSA.
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La liga nació en 1925 de la reacción de los católicos al cisma de la Soledad. El proyecto era viejo, puesto que ya los alemanes habían hablado a los dirigentes seglares mexicanos del interés del “Bund” y que el P. Bergoënd, fundador francés de la ACJM (Acción Católica de la Juventud Mexicana), había preparado un proyecto de Liga en la época de Carranza. Nacida de una reacción de defensa, la Liga se convirtió inmediatamente en un movimiento político, llevada por los acontecimientos y embriagada por un crecimiento prodigioso. Agrupando la generación del catolicismo social, del Partido Católico Nacional y de la juventud combativa de la ACJM, y hallándose rápidamente a la cabeza de una inmensa tropa a llegada con demasiada facilidad, paso de la defensiva a la ofensiva, con la intención firme de tomar el poder y de ejercerlo por entero.

Mientras el PCN de 1911 no pedía otra cosa que colaborar con la revolución maderista, dentro del marco de una democracia parlamentaria, la liga, instruida por diez años de gobierno exclusivistas, afirmó un radicalismo intransigente  

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